Me vestí en friega, llamé al veterinario, avisé al trabajo y la llevé para que la checaran. El doctor la revisó y dijo que eran varias mordidas. Luego diría que era en realidad una mordida grande, lo más probable, de un perro.
Tuve que dejarla en la veterinaria toda la mañana, la curaron y fui por ella cuando salí a comer.
Sentí raro al verla atontada, tratando de pararse en sus dos patas delanteras -siempre enguantadas- y dejando caer la cabeza sin fuerza.
Pienso en la posición de la herida y me pregunto si estaría escalando un muro para huir cuando la mordieron por detrás.
Como siempre, inexplicable la sensación de saberla mal.
:S
ResponderBorrarEs casi inevitable hacer que los gatos se queden en casa... Cuidala mucho... Y que se recupere pronto...
Después de preguntarte por Xena en un comentario, ví que tenías su historia en posts anteriores. ¡Pero gracias por avisarme! :D :D
ResponderBorrar