Post dedicado al más guapo de los jefes que, para estos momentos, tal vez ya esté mandando a hacer sus cojines.
30.5.09
27.5.09
Los 12 nombres de productos más desafortunados
Una amiga me pasó este link y creo que la verdad vale la pena compartirlos:
1) Golden Gaytime. Ohh esos dorados tiempos para mariconear...
2) Vergina. Es como si la verga y la vagina se hubieran hecho novios y la prensa de espectáculos hubiera fusionado su nombre.
3) Pee Cola. Hace pipí por la cola.
4) Ayds. Un dulce bien sidoso.
5) Shitto. Una salsa pequeña y miardera.
6) Mega Pussi. Sin palabras para su grandeza.
7) Wack off! Deshazte de los mosquitos ¡a chaquetazos!
8) Sars. Este como que está fuera de contexto para nosotros, pero significa Several Acute Respiratory Syndrome.
9) JussiPussi. Así como lo dicen, hasta se antoja el panecito.
10) Cock flavoured. Con el sazón del pichón.
11) 666 Cold. Para esos resfriados del demonio.
12) Vergatario. El celular de Chávez es una...
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26.5.09
Síntomas ahorrativos
En esta tienda también le sacan provecho a la influenza:
El 2 con sus ojitos y su tapa-bocas ¡no tiene precio!
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25.5.09
Mensajes preventivos
Mi hermano menor está enfermo (no, no de influenza) y el doctor le recomendó ampliamente no compartir platos, vasos y cubiertos, así que escogió un juego para su uso personal.
Para evitar confusiones y contagios, mi papá le sugirió que los marcara. En cuanto tomó la pluma, no pude evitar sugerirle algunas frases, mmm digamos algo exageradas pero altamente efectivas.
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22.5.09
21.5.09
¡¿Cómo suabe?!
No es que la foto saliera desenfocada, es que los ojos se derriten cuando ven tremendo horror ortográfico.
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Cosas mías
17.5.09
Emm@ Thompson
Chumina: Ay mamá, vamos a ver Tu última oportunidad.
Mamá: ¿Quién actúa en la película?
Chumina: Emma Thompson y...
Hermano: ¡Emo Thompson!
Simple joke, but perfect timing.
Por cierto, les recomiendo la película. A las mujeres les va a encantar.
Es una película muy linda en varios sentidos: diálogos, momentos, paisajes de Londres, música, ¡ufff!
¡Vayan, vayan! ¡Véanla!
14.5.09
Mother lover
¿Se acuerdan de Dick in a box? Pues aquí está la segunda parte:
Me encantan las cosas que hace Justin Timberlake en Saturday Night Live. Me hace incluso apreciarlo más como artista.
13.5.09
Más de la candidata a enfermera
Y estaba pensando que con un gorrito, ya la volvemos la defensora de la salud y protectora de los débiles.
Así podría sacar recomendaciones para prevenir la influenza y aprovecharse de la preocupación de la gente y de la atención que tiene esta enfermedad.
Mmm... un momento, ¡ya lo hace!
¿De verdad cree que la gente no sabe cómo lavarse las manos?
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¿Candidata angelical o enfermera sepsi?
¿Qué onda con Angélica Araujo?
¿Así o más escotada?
Por cierto hace días que bajé este wallpaper y lo guardé. Hoy entré de nuevo a su sitio y ya no tenían disponibles ningún wallpaper. ¿Será que tema que la photoshopeen? ¿Más?
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8.5.09
7.5.09
No puedo creer que lo hayan publicado
Jajajajajja, ¡eso sí es reírse de la preocupación de la gente!
Publicado en Diario de Yucatán, ayer en Imagen.
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6.5.09
Amo Sinfest
...pero esta tira en especial, conquistó mi corazón:
Me encanta, me encanta. Les recomiendo que lean algunas de las primeras tiras para entender mejor el contexto. Publica todos los días.
Les dejo el link: http://www.sinfest.net/
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4.5.09
La historia de Xena, parte 3
Me habían recomendado que operara a Xena, para no acabar con múltiples gatos, pero igual me habían dicho que era bueno que al menos tuviera un ciclo reproductivo, así que yo la dejé ser.
Con el tiempo empezó a engordar, pero yo ignorante como era, no estaba segura de si estaba embarazada o no. En agosto, poco antes de que Xena cumpliera un año, me fui de viaje.
Estuve fuera una semana y para cuando regresé, Xena estaba más gorda que nunca. Mi mamá me dijo que todo el tiempo estuvo lloriqueando, que iba, que le pedía su comida y que la veía medio desorientada por mi ausencia.
En la madrugada de ese día, Xena tuvo a sus gatitos. Mi mamá la vio bajo un sillón de la sala y me despertó. Ya habían tres mini-gatitos junto a ella. La Xena juguetona que yo conocí, era ahora una orgullosa madre protectora. Me tocó ver cómo nació el último gatito, que estoy casi segura, era la Nené.
Durante varios días, mi mamá, uno de mis hermanos y yo, nos acostábamos en el piso para verla cuidar a sus gatitos: Bobito, Marthita, Manchitas y Nené.
Un buen día, se cansó de ser el espectáculo y uno por uno, tomó a sus gatitos y los subió a mi cuarto, depositándolos en un rincón de mi clóset donde guardo la ropa que ya no uso.
Por un tiempo, mi cuarto se volvió el hogar de 5 gatos y un completo desmadre. A veces estaba dormida y me despertaban un par de gatitos que peleaban entre mis piernas, dándome pequeños arañazos.
Mi mamá me dijo que tenía que regalarlos, que no podía seguir viviendo así y comenzó el exilio gatuno.
Con el tiempo empezó a engordar, pero yo ignorante como era, no estaba segura de si estaba embarazada o no. En agosto, poco antes de que Xena cumpliera un año, me fui de viaje.
Estuve fuera una semana y para cuando regresé, Xena estaba más gorda que nunca. Mi mamá me dijo que todo el tiempo estuvo lloriqueando, que iba, que le pedía su comida y que la veía medio desorientada por mi ausencia.
En la madrugada de ese día, Xena tuvo a sus gatitos. Mi mamá la vio bajo un sillón de la sala y me despertó. Ya habían tres mini-gatitos junto a ella. La Xena juguetona que yo conocí, era ahora una orgullosa madre protectora. Me tocó ver cómo nació el último gatito, que estoy casi segura, era la Nené.
Durante varios días, mi mamá, uno de mis hermanos y yo, nos acostábamos en el piso para verla cuidar a sus gatitos: Bobito, Marthita, Manchitas y Nené.
Un buen día, se cansó de ser el espectáculo y uno por uno, tomó a sus gatitos y los subió a mi cuarto, depositándolos en un rincón de mi clóset donde guardo la ropa que ya no uso.
Por un tiempo, mi cuarto se volvió el hogar de 5 gatos y un completo desmadre. A veces estaba dormida y me despertaban un par de gatitos que peleaban entre mis piernas, dándome pequeños arañazos.
Mi mamá me dijo que tenía que regalarlos, que no podía seguir viviendo así y comenzó el exilio gatuno.
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3.5.09
La historia de Xena, parte 2
Un día, Xena se me perdió. Yo estaba acostumbrada a que despareciera un rato del día, pero siempre la volvía a ver en la noche. Ya era tarde de noche. Di vueltas por las calles cercanas, imaginando que a lo mejor la habían atropellado, pero no la encontré.
Regresé a mi casa y mi vecino (que resulta ser mi tío) me llamó: "Creo que Xena está por aquí, estoy oyendo su maullido". Salimos a su patio y la oía claramente, sabía que era ella, la llamaba por su nombre y maullaba aún más, pero no lograba verla en la oscuridad.
Me subí al techo para tener una perspectiva más amplia y seguí llamándola. De pronto, de la punta de un gran árbol, se asomó una gatita para dejarse ver. El árbol además, estaba en la siguiente casa.
Cual chiclé, llamé a los bomberos. Un larguísimo camión rojo se paró frente a mi casa. Me dio un poco de pena con los bomberos, hacerlos venir por un gatito en un árbol, pero ellos dijeron que a cada rato los llamaban por casos así.
Con una súper escalera retráctil, uno de los bomberos, subió por el muro y se metió a la casa de a lado (oh sí, provoqué un allanamiento de morada), se subió al árbol, tomó a Xena y ella comenzó a arañarle el brazo. El bombero la arrojó hacia el patio de mi tío y Xena salió volando como E.T. frente a la luna. Cayó, hizo un quejidito y salió huyendo.
El bombero todo arañado, súper buena onda, me dijo que no había problema, que esas cosas pasaban. Me fui a dormir preocupada por no saber de Xena, llorando un poco. Al rato, se subió a mi hamaca y se durmió sobre mi pecho como si nada.
Regresé a mi casa y mi vecino (que resulta ser mi tío) me llamó: "Creo que Xena está por aquí, estoy oyendo su maullido". Salimos a su patio y la oía claramente, sabía que era ella, la llamaba por su nombre y maullaba aún más, pero no lograba verla en la oscuridad.
Me subí al techo para tener una perspectiva más amplia y seguí llamándola. De pronto, de la punta de un gran árbol, se asomó una gatita para dejarse ver. El árbol además, estaba en la siguiente casa.
Cual chiclé, llamé a los bomberos. Un larguísimo camión rojo se paró frente a mi casa. Me dio un poco de pena con los bomberos, hacerlos venir por un gatito en un árbol, pero ellos dijeron que a cada rato los llamaban por casos así.
Con una súper escalera retráctil, uno de los bomberos, subió por el muro y se metió a la casa de a lado (oh sí, provoqué un allanamiento de morada), se subió al árbol, tomó a Xena y ella comenzó a arañarle el brazo. El bombero la arrojó hacia el patio de mi tío y Xena salió volando como E.T. frente a la luna. Cayó, hizo un quejidito y salió huyendo.
El bombero todo arañado, súper buena onda, me dijo que no había problema, que esas cosas pasaban. Me fui a dormir preocupada por no saber de Xena, llorando un poco. Al rato, se subió a mi hamaca y se durmió sobre mi pecho como si nada.
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2.5.09
La historia de Xena, parte 1
Acabo de curarle su herida a Xena -que ya anda para todos lados como si no tuviera un hueco en el trasero- y me estaba acordando de todas las cosas que le han pasado...
Una de mis mejores amigas siempre me ofrecía gatos y yo siempre me hacía tonta. Un día insistió por enésima vez, para colocar a los futuros gatitos de la gata embarazada de su novio y yo dije que sí, siempre y cuando fuera un gatito con rayas.
La gata era de color negro con patitas blancas, por lo que yo estaba segurísima que ni de broma tendría un gatito rayado. Por supuesto, yo era una completa ignorante en genética gatuna y Xena nació en un puente del 15 de septiembre.
Como tengo una fijación con los nombres chistosos, yo había planeado que si era niño, le llamaría Kevin Poot May (o algo así) y si era niña sería Xena Rodríguez Noh. El destino decidió.
Esperé a que Xena destetara (que feo eso de destetar, ojalá nunca me pase), cumplí 24 años y ella era mi regalo de cumpleaños.
Teníamos un viaje planeado para vacaciones de Navidad, por lo que me pedí que me aguantaran un poco más con Xena. Mi mamá para nada quería un gato en la casa, así que la entrada gatuna tenía que ser algo súper planeado.
Me la entregaron un día de enero y la metí sigilosamente a la casa. Ya le había comprado su arenero, su comida, su arena, su palita y la mudé a mi cuarto. Todavía la veía demasiado pequeña y por supuesto, me imaginaba a los zorros y a todos los animales feos de afuera y no quería dejarla a la intemperie.
Como a los dos días de pequeños maullidos, mi mamá me dijo:
- ¿Tienes a un gato en tu cuarto?
- Sí... pero yo lo voy a cuidar, a comprarle su comida, ya tengo su arenero, no va a ensuciar, se porta súper bien y no te vas a tener que preocupar por nada.
- Mmmm, bueno, de menos sácala al patio un rato para que pueda jugar.
Y así Xena se ganó un lugar en mi casa. Al principio, todos por supuesto, decían que no les gustaban los gatos. Aunque obvio, era Xena quien no los pelaba y salía corriendo cada vez que veía gente. Su cariño era exclusivo para mí.
Aunque también tuve que aprender a respetarla. Una vez me estuve tomando fotos con ella y estuvo bastante dócil. La hice posar, la movía de lugar, la jalaba para mí y se dejó aunque dejó notar que no le encantaba. En la noche, hubo una reunión en mi casa, mi tío puso el tripié para tomar una foto familiar, se me ocurrió subirla a mi regazo y cuando Xena sintió el flashazo, el trauma hizo su efecto, se puso como demonio de tazmania y me dejó toda arañada, sonriendo como estúpida para la foto.
A Xena siempre le ha gustado andar por toda la casa, pero cuando era chiquita, le encantaba estar en mi cuarto. Cuando yo me mecía, veía la soga de la hamaca moviéndose de un lado a otro y la seguía con la mirada. Después de un rato, se decidía y le brincaba encima. Nunca se me va a olvidar la imagen de Xena colgada de la hamaca, balanceándose de un lado a otro.
Una de mis mejores amigas siempre me ofrecía gatos y yo siempre me hacía tonta. Un día insistió por enésima vez, para colocar a los futuros gatitos de la gata embarazada de su novio y yo dije que sí, siempre y cuando fuera un gatito con rayas.
La gata era de color negro con patitas blancas, por lo que yo estaba segurísima que ni de broma tendría un gatito rayado. Por supuesto, yo era una completa ignorante en genética gatuna y Xena nació en un puente del 15 de septiembre.
Como tengo una fijación con los nombres chistosos, yo había planeado que si era niño, le llamaría Kevin Poot May (o algo así) y si era niña sería Xena Rodríguez Noh. El destino decidió.
Esperé a que Xena destetara (que feo eso de destetar, ojalá nunca me pase), cumplí 24 años y ella era mi regalo de cumpleaños.
Teníamos un viaje planeado para vacaciones de Navidad, por lo que me pedí que me aguantaran un poco más con Xena. Mi mamá para nada quería un gato en la casa, así que la entrada gatuna tenía que ser algo súper planeado.
Me la entregaron un día de enero y la metí sigilosamente a la casa. Ya le había comprado su arenero, su comida, su arena, su palita y la mudé a mi cuarto. Todavía la veía demasiado pequeña y por supuesto, me imaginaba a los zorros y a todos los animales feos de afuera y no quería dejarla a la intemperie.
Como a los dos días de pequeños maullidos, mi mamá me dijo:
- ¿Tienes a un gato en tu cuarto?
- Sí... pero yo lo voy a cuidar, a comprarle su comida, ya tengo su arenero, no va a ensuciar, se porta súper bien y no te vas a tener que preocupar por nada.
- Mmmm, bueno, de menos sácala al patio un rato para que pueda jugar.
Y así Xena se ganó un lugar en mi casa. Al principio, todos por supuesto, decían que no les gustaban los gatos. Aunque obvio, era Xena quien no los pelaba y salía corriendo cada vez que veía gente. Su cariño era exclusivo para mí.
Aunque también tuve que aprender a respetarla. Una vez me estuve tomando fotos con ella y estuvo bastante dócil. La hice posar, la movía de lugar, la jalaba para mí y se dejó aunque dejó notar que no le encantaba. En la noche, hubo una reunión en mi casa, mi tío puso el tripié para tomar una foto familiar, se me ocurrió subirla a mi regazo y cuando Xena sintió el flashazo, el trauma hizo su efecto, se puso como demonio de tazmania y me dejó toda arañada, sonriendo como estúpida para la foto.
A Xena siempre le ha gustado andar por toda la casa, pero cuando era chiquita, le encantaba estar en mi cuarto. Cuando yo me mecía, veía la soga de la hamaca moviéndose de un lado a otro y la seguía con la mirada. Después de un rato, se decidía y le brincaba encima. Nunca se me va a olvidar la imagen de Xena colgada de la hamaca, balanceándose de un lado a otro.
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