—Buenos días -dijo el coatí.
—Buenos días -respondió cortésmente la principita que se dio vuelta, pero no vio nada.
—Estoy acá -dijo la voz- bajo la ceiba...
—¿Quién eres? -dijo la principita- Eres muy lindo.
—Soy un coatí- dijo el coatí.
—Ven a caminar conmigo- le propuso la principita.
—No puedo caminar contigo -dijo el coatí-. No estoy domesticado.
—¡Ah! Perdón -dijo la principita. Pero, después de reflexionar, agregó:
—¿Qué significa «domesticar»?
—Significa “crear lazos”.
—¿Crear lazos?
—Sí - dijo el coatí-. Para mí no eres todavía más que un muchachita semejante a cien mil muchachitas. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un animalito semejante a cien mil animalitos. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo.....
—Empiezo a comprender - dijo la principita -. Hay una niña... Creo que me ha domesticado...
—El coatí calló y miró largo tiempo al principito: —¡Por favor... domestícame!- dijo. La principita lo miraba quieta desde su lugar, con sus grandes ojos de caramelo.
—Mi vida es monótona. Como bichitos, las viejitas que caminan en el parque me molestan. Todas ellas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, las hojas que han caído de los árboles? Yo no como hojas. Para mí las hojas son inútiles. Las hojas de los árboles no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de hoja. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! Las hojas que cayeron de los árboles serán un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en los árboles...
El coatí calló y miró largo tiempo a la principita:
—¡Por favor... domestícame! -dijo.
—¿Qué hay que hacer? -dijo la principita. —Hay que ser muy paciente -respondió el coatí-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca...
—Debo irme mi pequeño coatí, pero regresaré y reconocerás el ruido de mis pasos y cuando te vea, te detendrás a mirarme y yo te miraré a ti, me acercaré muy despacio y estaremos juntos largo rato y tú ya no volverás a huir porque te habré domesticado...
AYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY ME ENKANTOOOOOOOOOOOO!!!, las palabras son fuente de malentendidos.... por eso es mejor verte a los ojos .........
ResponderBorrar:D gracias bebé, me quedo con todas las cosas que me dice tu mirada...
ResponderBorrarTiadoro, tiadoro, tiadoro!
ay perra!! me hiciste recordar tantas cosas, diálogos de mi libro de cabecera..........
ResponderBorrarTe quiero perrish, gracias por recordarme que todo mundo creamos lazos siempre!...
De nada perronchis :) yo sabía que El principito era la onda contigo ;)
ResponderBorrarPD: Tu foto me asusta, pareces roba-chicos jajajajja.
jajajaja mensa!!! deja busco otro perfil que no asuste!!! porque hasta yo me doy miedo...
ResponderBorrarJajajjajajajajja ya ves? ya ves? Tengo la boca llena de razón ;)
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