Hoy estaba acostada en mi hamaca, hablando por teléfono, cuando de repente, Xena se subió sobre mí y me asustó.
- ¡Aaaaayyy!
- ¿Qué pasó?
- Es que Xena me asustó, se subió sobre mí.
- A ver, ponla al teléfono, quiero decirle algo.
- Ok.
Le puse el teléfono a Xena en la oreja y mi amiga comenzó a hablarle, aunque yo no oía muy bien lo que le decía:
- Bla bla bla bla blah...
- Miaaau.
- Bla bla bla.
- Miauuu.
- Bla bla...
- Miau.
Tomé de nuevo el teléfono y seguimos hablando:
- Oye qué bien se le oía a Xena, ¿pusiste el altavoz?
- No, yo le puse el teléfono en la oreja como me pediste.
- Jajajajaja, ¿entonces ella me estaba contestando?
- Jejeje, sí.
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