Y fue una gran experiencia. Desde ver cómo se infla el globo, subirse a la canastilla, sentir el calor de la llama de fuego sobre tu cabeza, ver todo desde arriba... Es lo máximo.
Tengo que volver a hacerlo.
(Del lat. vulg. *extorculāre, prensar).
1. tr. Apretar algo para sacarle el zumo.
2. tr. Apretar una cosa blanda de manera que se deforme o se arrugue.
3. tr. Apretar a alguien y comprimirle tan fuerte y violentamente, que se le llegue a lastimar y maltratar.
4. tr. Abrazar muy fuerte y con mucho cariño. Estrujó al niño entre sus brazos.
5. tr. coloq. exprimir (‖ sacar todo el partido posible).
funicular.
1. adj. Dicho de un vehículo o de un artefacto: Cuya tracción se hace por medio de una cuerda, cable o cadena. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a los funículos.
□ V.
Si todavía no sabes que es un funicular, aquí hay una foto:
Iba más allá de la incomodidad que cargaba desde que renovaron su imagen. “Tenemos que hacer un cambio total contigo, los niños se burlan de los que todavía creen en ti”. El consejo representante de corporaciones multinacionales fue muy puntual al respecto: renovarse o morir.
Había resistido todo lo que pudo, pero finalmente fue auditado. Un grupo de ejecutivos se presentaron imponentemente con una orden judicial. Después de una perorata legal, dieron paso a un ejército de especialistas en imagen:
- Este traje está súper anticuado, ¡fuera el terciopelo! Vamos a crearte un outfit súper dinámico, onda band boy, retro, súper chic. Me imagino mucho brillo, así pegadito, pegadito y obvio, sin mangas. A ver tus brazos… ¡ay gordito, mira nomás que tamales traes!
- Por supuesto, lo vamos a programar para una lipo y le ponemos entrenador personal, ya nada de bastoncitos de caramelo ehhh.
- Uy Santa, tienes un look de viejo de no mamar, hay que quitarte esas canas horribles y hacerte un corte con pinchitos, ya sabes, súper juvenil.
- ¿Qué es ese olor? ¿Qué es estoooo? Fo qué asquito con esos renos ehh, los animales de granja están súper out, ¡se van! Alguien llame a Xzibit, necesitamos pimpear un trineo, ¿ok?
- Oye Santa y ¿todos éstos son tus hijos? Están súper feítos, así uniformaditos… ¿Ah, son duendes? No, no, no, no, ésto no puede ser. Vas a tener a un grupo de bailarines profesionales, más mameyes que los de “Sólo para mujeres”. Si quieres les dejamos los zapatitos, están súper curiosos.
Como no tenía tan mala voz, le hicieron grabar un disco lleno de canciones pegajosas: “Ponte Santa”, “Navidad, tiempo de planchar”, “Copito de nieve dance mix”, “Duende, duende, duro, duro”, “Muñeco de nieve, no te la juegues” y “Rodolfo, el golfo”, entre otras.
Pronto le consiguieron apariciones especiales en telenovelas y programas de chismes. Sus canciones empezaron a sonar en la radio desde que lo hicieron telonero de RBD, pero su verdadera fama comenzó cuando lanzaron el rumor de que Santa andaba con uno de sus duendes, después de haber sido vistos juntos en un antro de sospechosa reputación.
“Duende, duende, duro, duro” ocupó el primer lugar durante 14 semanas consecutivas y a partir de ahí empezó la locura: una serie de presentaciones en los programas de más alta audiencia, la grabación de un videoclip cargado de escenas homoeróticas, el lanzamiento del single con seis versiones de “Duende, duende, duro, duro” y claro, una gira mundial.
La vorágine de la fama estaba haciendo estragos en Santa. Aunque ahora se veía joven y fuerte, la realidad es que estaba completamente agotado. Muchas veces rechazó drogas y estimulantes, pero sospechaba que sus alimentos y bebidas estaban adulterados desde hace tiempo.
Santa se puso una camisa que le marcaba los pectorales –por supuesto, de silicón- y salió de su camerino, caminando incómodamente mientras sentía que sus genitales se asfixiaban entre el pantalón ceñido y el calcetín de relleno.
Se sentó y mientras lo maquillaban y peinaban, miraba fijamente al espejo. “Renovarse o morir”, pensaba cada vez que le asqueaba su mirada bobalicona. “Renovarse o morir”, sus cejas depiladas. “Renovarse o morir”, el putísimo delineador en los ojos. “Renovarse o morir” y el pinche gloss en los labios.
Salió al escenario, espectacular como siempre, desenvolviéndose entre la pirotecnia y el juego de luces. La multitud lo aclamaba desenfrenadamente: adolescentes en pleno llanto con sólo verlo aparecer, gritos enloquecidos de putitos que habían pagado para estar en las primeras filas para poder tocar por lo menos uno de sus guantes y señoras operadas tratando de hacerse pasar por jóvenes.
Santa ejecutó la coreografía, rodeado de sus apuestos duendes bailarines, mientras trataba de no perder el lipsing, no fuera a ser que alguien notara el playback.
Miraba con desprecio a esa masa uniforme que lo veneraba. “Renovarse o morir”, esbozaba una sonrisa falsa. “Renovarse o morir”, invitaba al público histérico a aplaudir. “Renovarse o morir”, soltó un largo falsete que llevó al público directo a un completo frenesí.
“Renovarse o morir” y en un momento de arranque se aventó al público.
Retazos de tela roja y blanca se arrebataban de unas manos a otras, una masa humana que giraba, exprimiéndose como un molino de carne, devorando a su ídolo hasta matarlo.
Banesto, el banco del incesto
· ACTUALIZACIÓN ·
Me quedé picada pensando en Banesto y en sus múltiples posibilidades de slogan, así que hoy en la mañana mientras me arreglaba para venir al trabajo, se me ocurrieron unos nuevos:
También se me ocurrieron dos slogans de verdad -así seriecitos, corporativos y sin bromita- pero no los voy a quemar, ¿qué tal que Banesto me quiera comprar un slogan?
Imagen recreada con fines ilustrativos, incluye comercial pro-alfabetización
Un compañero se imaginó la parte de arriba deslizándose hacia bajo y cortándome las muñecas. Horrible escena, la próxima vez salgo corriendo.
Una vez que sostuve la puerta partiéndose y proferí una mezcla de insultos que combinaban el español con el clásico pelaná en maya, dos compañeros acudieron a mi auxilio, ayudándome a sostener la puerta.
- ¡Ve por Coworker!- me sugirió uno de ellos.
Yo salí corriendo como pedo, llegué a la oficina adjunta gritando algo así:
- Coworker, ¡ven rápido!
- ¿Qué pasa? ¿Qué pasa?
- ¡Aaaghh, ven, rápido, vidrio, vidrio!
Corrimos cual medallistas olímpicos y Coworker llegó a tiempo para ayudar a los otros compañeros. Entre los 3 amables caballeros bajaron la puerta partida en un acto de presdigitación y acrobacia. Quiero invitarles a unas cervezas para agradecer el noble gesto de haberme salvado.
No mamar, qué susto.